Atécuaro más allá del mezcal con el Convento de San Roberto

Reglas estrictas y belleza de ensueño, así es Convento Gótico escondido en la sierra de Morelia

Envuelto en un entorno boscoso en la sierra de Atécuaro, al sur de Morelia, encontramos el Convento de San Roberto, un santuario de la iglesia católica tradicional.

El lugar es de ensueño, una especie de castillo rodeado de un jardín ornamentado y celosamente cuidado por los propios frailes.

Muchos visitan la pintoresca tenencia de Atécuaro para degustar de la cocina tradicional y el mezcal, pero pocos saben de este convento de arquitectura gótica, sin embargo, vale advertir que aquí hay un estricto apego a las tradiciones apostólicas y dogmáticas de la Iglesia Católica.

El lugar nada tiene que ver con los conventos agustinos y franciscanos de la región, que atraen a miles de turistas. No, aquí se respira un misticismo que despierta la intriga y, que, además, se ve reforzado por el respeto y el hermetismo de la comunidad.

Aquí, la liturgia se celebra bajo el rito tridentino, siguiendo de manera estricta las funciones sagradas conforme al concilio de la Santa Iglesia. Esta práctica, menos común en la actualidad, es un pilar fundamental para la congregación, que venera a la Inmaculada Concepción y protege celosamente sus tradiciones.

El acceso al templo está regulado por un código de vestimenta y comportamiento riguroso, que refleja la visión de la congregación sobre el decoro en la “casa de Dios”.

A las mujeres se les prohíbe la entrada con pantalones, shorts, minifaldas o escotes, y se les exige acudir con vestuario apropiado y la cabeza cubierta. Por su parte, a los hombres no se les permite el ingreso con aretes, argollas, cabello largo, ropa femenina ni tatuajes. Estas normas subrayan la seriedad y el respeto con los que la comunidad aborda la fe y la práctica religiosa.

A pesar de ser de propiedad privada, el convento despierta un gran interés y los visitantes pueden admirar la belleza arquitectónica de cantera color salmón y sus jardines, pero desde afuera del templo, que en lo alto es custodiada por armaduras metálicas.

Sin embargo, el Convento de San Roberto es un lugar de paz, un remanso donde el pasado y la fe se encuentran en un presente que honra las formas más antiguas de la devoción.