La emergencia sanitaria que desató el Coronavirus, infesto y colapsó los pilares económicos del municipio de Huandacareo: “la porcicultura y la industria turística”, reconocen en señalar empresarios de ambas ramas, quienes advierten los riesgos de no instrumentar acciones gubernamentales que permitan paliar con eficacia la crisis financiera que se avecina.
A decir de los empresarios, el escenario es complejo, las estrategias oficiales escasas, pero confían en que la situación mejore pronto.
Roberto Pedro Fernández Reyes, restaurantero de la localidad, sostiene que el Covid-19 “trono la economía regional”, toda vez que durante la temporada de Semana Santa la zona de balnearios recibe alrededor de 400 mil visitantes, lo que genera una importante derrama económica que se refleja en todos los sectores y genera empleos.
Hoy, el virus freno la afluencia, obligo al cierre del 90 por ciento del sector turístico y paralizó la economía.
Algunos restauranteros aún se niegan a cerrar, dijo, “pero es más importante la salud, porque esta no tan fácilmente regresa…”.
Refirió en el caso de los balnearios, zona en la que opera su establecimiento, que “estos centros recreativos cerraron y no contrataron la gente. Se quedaron con el personal mínimo para atender el mantenimiento, lo que impacta la economía local”.
Pese a los sistemáticos anunció que realiza el gobierno de apoyar a los sectores productivos, el empresario negó que estos apoyos hayan aterrizado en el municipio. “No existen apoyos del gobierno” y sugirió acciones más concretas para mitigar la situación y apoyar a miles de familias que dependen de microempresas que sortean el día a día.
Criticó que mientras en otros países se han congelado el pago de servicios y hasta han otorgado apoyos directos a las familias –como en Estados Unidos-, en México el gobierno federal “nos pide que no dejemos de aportar los impuestos; óyeme si no hay trabajo, con que va a pagar uno…”.
Es muy difícil así, añadió, “y además nos piden que mandemos a descansar a los trabajadores y les paguemos. ¿Con qué?, si estamos al día…”.
Fernández Reyes, estimó que la verdadera crisis se enfrentará en tres o cuatro semanas más –a finales de abril-, cuando empiece a escasez todo en las tiendas.
Lamentó que en México los políticos solo se acuerden de los ciudadanos en tiempos electorales. “El país, desafortunadamente, está hecho para que el rico sea más rico, el pobre cada vez más miserable y que la clase media desaparezca. Los apoyos llegan solo a los ricos, mientras que al pequeño contribuyente se lo lleve la chingada”.
Porcicultura, en “aprietos”
Adrián Manríquez, representante de Agroporcícola Huandacareo, aseguró que el consumo de carne de cerdo y por ende también el sacrificio de animales cayó hasta en un 80 por ciento, lo que ha impactado drásticamente la economía de las familias que viven de este sector.
Sin embargo, sostiene que este sector hace todo lo necesario para evitar que la cadena de suministro de alimentos no se rompa, pues la situación empeoraría.
Dijo que derivado de esta cuestión y como consecuencia de la estrategia gubernamental de Sano Distanciamiento Social, la zona gastronómica del municipio cerró sus puertas y se sometió a un proceso de sanitización por parte de la autoridad municipal.
Manríquez, afirmó que por lo que toca a los productores y al propio rastro TIF que opera en Huandacareo, “se mantienen estrictos controles para garantizar la sanidad e inocuidad de los alimentos”.
El empresario, entrevistado en las instalaciones del frigorífico calificó la situación del sector porcicola y turístico regional como “desalentadora”.
Aunque estimó que lo peor estaría por venir, hizo un llamado a la ciudadanía “a no entrar en pánico”.
Se están cerrando rastros por que no se adoptan medidas de seguridad, apuntó, pero fincó su compromiso de todos los productores por mantener aperturado el Rastro TIF y justificó su dicho en el hecho de que se realizan constantes chequeos al personal para evitar un riesgo de contagio entre el personal, además de ajustarse a las indicaciones del Senasica y la norma oficial.
Consideró que la baja en el consumo y sacrificio de puercos genera preocupación entre los productores, a quienes se les acumulan los animales en las granjas y esto genera una disminución en el precio.
Dijo que al menos 80 por ciento de los animales sacrificados en las instalaciones se destinaba al consumo de la población de Morelia, mientras que una parte también se destinaba a suministrar establecimientos de Pátzcuaro y Uruapan.
En su turno, Roberto Ortega González, médico del Rastro TIF Huandacareo, habló de los estrictos controles de calidad que se mantienen en las instalaciones a fin de garantizar la inocuidad alimentaria.
Asimismo, el responsable de Control de Calidad del lugar aseguró que se han reforzado los cuidados en los protocolos de la línea de producción a fin de detectar cualquier fuente de contaminación química o biológica.
NOTA RELACIONADA: COVID-19: La desesperanza en la región Cuitzeo