Tres editores, yo entre ellos, trabajamos esa noche del viernes 31 de enero de 2020 en la sombría redacción del otrora influyente diario Cambio de Michoacán, propiedad de Vicente Godínez Zapién, un político identificado con la izquierda mexicana y empresario maderero que decidió junto a un grupo de ciudadanos, amigos todos, fundar un periódico de izquierda en tiempos en los que el sistema autoritario priista avasallaba e intimidaba a sus adversarios u opositores al régimen.
Así, como nació, de la nada, de un día para otro desapareció su edición impresa, pero estaba vez sin el consenso de los fundadores, entre los que se cuenta a políticos y empresarios.
Vicente Godínez, entró a mi oficina, no sin antes saludar a la señora Rosy “N”, quien se desempeñaba desde hace más de un lustro como secretaria de la dirección editorial del rotativo; aquella mujer, bajita, robusta y de cabello chino y negro, le habló recio y directo: “licenciado, quisiera de favor que me diera algo de lo que me debe, ya no tengo ni para los camiones…”.
Él, le respondió “no tengo, déjame ver si te puedo dar algo, ahorita que vaya al cajero…”. Y salió de ese cubículo que estaba justo frente de mi oficina.
Apenas dio unos pasos para acercarse a la puerta de mi cubículo, pero mientras caminaba pude observar su expresión por el enorme cristal frontal, lucía desencajado, un poco despeinado; una mezcla entre molesto, angustiado y hastiado.
Cruzó el umbral de la puerta y se detuvo al pie de mí escritorio junto a dos sillas negras de ese enorme mastodonte de madera natural que emula la decoración de su oficina y fue directo al grano: “mañana será el último día que aparecerá el periódico. Ya no puedo más. Esto es insostenible, la gente ya está cansada y reclama con justa razón sus pagos y no hay un peso de ingresos”.
De ahí, salió a dialogar con el resto del personal, Josafat Villa y Jaime Lucero, quienes formaban 16 de las 24 páginas que formaban la edición impresa matutina. Los editores, esperaban noticias sobre sus salarios devengados y atrasados, pero, así, de pronto, perdieron toda esperanza de pago, aunque el director general ofreció ponerse al corriente e impulsar una edición digital y apuntalar la página web con más 50 mil usuarios que no le aportan un centavo por los contenidos que elaboraban –hasta ese momento- tres reporteros y dos corresponsales, Sandra Soraya, Erandi Torres, Héctor Tapia, Grecia Ponce Orrego y Armando Martínez, respectivamente.
A mi, me correspondió además de concluir la edición de viernes para sábado -en la que no hubo despedida a los lectores-, llamarle a los reporteros y notificarles del cierre.
Si hubiera hecho las llamadas al mismo tiempo, todos habrían respondido al unísono: “ya me lo esperaba…”.
El empresario Vicente Godínez Zapién, ya con la cabeza fría y reacio a cerrar también esta empresa -pues meses atrás habían “quebrado” la maderería y el enorme aserradero que explotaba- convocó a una reunión en la que se dijo dispuesto a hacerse a un lado y dejar el timón de Cambio de Michoacán a Samuel Ponce Morales, uno de los principales analistas políticos del rotativo, junto a Ariel Ramírez Castillo, creador de la plataforma digital y Juan Ignacio Salazar, en ese momento responsable de la edición impresa.
Tres fueron los breves encuentros para definir las mecánicas y tareas de cada uno, la primera reunión se desarrolló en la sala de juntas anexa a su oficina ubicada en la planta alta del periódico en la que se hizo un análisis situacional de la empresa y se acordó trazar un plan; la segunda en un restaurante de un exclusivo hotel de la ciudad, donde todos desayunamos blanquillos; Samuel, Ariel y yo, omelette al gusto, él pidió unos huevos cocidos tres minutos. La última reunión, se concretó en el periódico, pero fue un desastre, el director quería seguir manejando los recursos y que todos aportaran el dinero para reactivar la página web, una que debía a una empresa canadiense más de 150 mil pesos por manejo de su plataforma.
OPTÍCA DE DIRECTOR
Egresado de la Facultad de Derecho de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), Vicente Godínez Zapién, se dice orgullosamente nicolaita; comunidad que en la entidad encuentra sus orígenes en 1917 con la fundación de la máxima casa de estudios y primera universidad autónoma de América Latina.
Propietario del periódico Cambio de Michoacán, uno de los diarios de izquierda más longevos del país, el empresario habla del cierre de la edición impresa del rotativo que apareció por primera vez el 6 de julio de 1992 en pleno proceso local electoral, para dar voz a la izquierda mexicana y organizaciones que comulgaban con Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, líder fundador del PRD en 1985 y tres veces candidato a la presidencia de la República (1988, 1994 y 2000).
Vicente Godínez Zapién, habla con pasión sobre la “gloria” que le sigue dando vida a su proyecto periodístico, pero ahora en la internet y las redes sociales donde mantiene aún 55 mil seguidores a través de Facebook y otros 24 mil 764 en Twitter, a pesar de no contar con reporteros, mantener un solo editor web de tiempo completo y un menguado equipo de columnistas y colaboradores que de a poco, han dejado de participar en la edición digital tras la desaparición del ejemplar físico aquel primero de febrero de 2020 en el que se cerró, sin previo aviso el diario, dejando sin empleo a 40 trabajadores que soportaron hasta el fin, sin pagos ni liquidaciones, aunque con la promesa de pago al rematarse los bienes de la empresa denominada Sociedad Editora SA de CV.
El empresario maderero cuya familia adquirió la unidad industrial de explotación Forestal Michoacana de Occidente S. de R.L. -que databa de 1954 y que fue uno de los emporios madereros del país,- me recibió en su oficina, tapizada de pared a pared con maderas finas en color natural y barnizadas. Se reúsa a saludarme de mano por las medidas sanitarias impuestas por el gobierno local, tras el brote de coronavirus el 21 marzo de 2020 en la entidad.
Verónica una esbelta mujer de cabello corto y buenos modales, es su secretaría -desde hace más de 20 años-, nos ofrece café. Vicente Godínez, se hunde en su sillón piel, mientras discretamente cubre un cheque y otros documentos personales que se encuentran en el escritorio elaborado con maderas de los antiguos bosques de Dos Aguas, una pequeña comunidad enclavada en el municipio de Coalcomán, ubicado en la Sierra-Costa michoacana, donde operaba la empresa familiar.
“Cambio de Michoacán sigue vivo”, afirma enfático su director, quien añade que el periódico siempre se ha caracterizado por dar voz a los que el gobierno acalla o busca neutralizar.
Con los años de experiencia a cuesta, Godínez Zapién desmenuza las complicaciones financieras que enfrentó el diario y que al paso del tiempo llevaron al irremediable cierre.
Al igual que la Federación de Clubes Michoacanos (FEDECMI) que colocó espectaculares en diversos puntos de la ciudad lamentando la desaparición de la edición impresa de Cambio de Michoacán, su director sostiene que el diario formó a muchos y muy buenos periodistas que marcaron época con un nuevo periodismo en la entidad, al poner en la agenda al ciudadano, así como temas de combate a la corrupción, la ecología, y reportajes de largo aliento; pero además por haberse convertido en el primer medio impreso de Michoacán en crear contenidos noticiosos en la web en 2006, apenas un par de años después de que Matt Mullenweg, Rayan Boren y Donncha O Caoimi lanzarán la primera versión de Workpress en 2003.
Vicente Godínez Zapién, sostiene que vivió una infancia feliz, junto a sus hermanos.
Refiere que decidió estudiar leyes por que le apasiona el Derecho. “Fue precisamente esto que me llevó a ser litigante”, refiere.
Con el paso de los años, se convirtió en Agente del Ministerio Público del Fuero Común y hasta en Juez, puestos a los que renunció para dedicarse a su despacho, donde cuenta que alguna vez llegó una familia a solicitarle apoyo por que habían secuestrado a un familiar.
Sus ojos claros se iluminan al hablar del tema, mientras gira levemente en el eje del sillón y bebe un sorbo de agua del vaso de cristal que toma del costado derecho de su escritorio…
Mientras conversamos, gesticula, ríe a carcajadas y manotea con movimientos suaves y pausados… Sus manos son muy blancas, llenas de arrugas y unas cuantas pecas al igual que su cara.
Godínez Zapién ya me ha contado antes esa historia que recorre en mi mente. Habla del rescate improvisado que planeo junto a policías judiciales y municipales en una apartada casa en la que encontraron sano y salvo al plagiado, mientras sus captores, salían huyendo despavoridos al escuchar la llegada de la policía. En ese entonces, sus honorarios fueron de un millón de pesos.
Al “Güero” Godínez, como le llaman sus amigos, le gusta caminar para mantenerse activo, leer los medios impresos locales para ponerse al día y escribir (El Quijote) sus comentarios de política para la web todos los lunes. Justo detrás de su escritorio se encuentra un enorme librero que corre de esquina a esquina en el cual se encuentran ordenados diversos textos: la Constitución Política del país, enciclopedias, jurisprudencias, obras literarias y ejemplares empastados de la hemeroteca; entre ellos aquel en el que aparece la primera edición del diario.
Samuel Ponce Morales, quien fue jefe de información y uno de los columnistas políticos más influyentes del diario, sostiene que la desaparición de Cambio impreso, es lamentable no solo por la gente que ahí trabajo, sino por el hueco que dejo en el periodismo.
Sin embargo, pone el dedo en la yaga: “no hubo visión”, se malentendió la austeridad, y no se supo dar los pasos graduales para entrar a nuevas tecnologías como se había dispuesto hacia el cambio digital.
El actual director de AcueductoOnline, recalca: “yo diría que no se midieron los tiempos y fue un fracaso. Había oposición de jefes, directores y reporteros; en ese momento se le apostaba a un cambio de vanguardia…”.
Cambio de Michoacán, sostiene el periodista dos veces galardonado con el Premio Estatal de Periodismo en Noticia y Crónica, “ha dejado de interesar como opción informativa”, aunque refiere que en su momento hizo una gran irrupción periodística que rompió esquemas del periodismo anquilosado.
Describe al empresario de cabello blanco -Vicente Godínez Zapién como un político y empresario que tuvo la visión de hacer periodismo de izquierda; un hombre con una forma de ser muy particular, de formación de familia, enquistada en forma caciquil en la Sierra-Costa.
Como un abogado que siente tener abolengo de apellido y de familia ostentosa financieramente hablando que trato a sus reporteros y colaboradores en el medio “como si fueran piones”.
El analista político, refiere que Godínez, a su manera, cuando había gente de otro nivel cultural, siempre trató de golpetear y vulnerarlos con actitudes muy autoritarias.
Hoy, dejo un medio de comunicación para dar peta, remata.
Ariel Ramírez Castillo, quien fue el creador del proyecto web para Cambio de Michoacán sostiene que el desarrolla del sistema operativo fue novedoso, pues Workpress apenas apuntalaba sus primeros prototipos y en México eran poco conocidos.
El mayor reto fue adentro, hubo resistencia de jefes, ellos no sentían el proyecto de ellos y pensaban que se involucraba uno en área de ellos. Era constante la negativa al cambio; también de los reporteros, pues no todos participaban.
Como proyecto multimedia, el de Cambio de Michoacán era ambicioso, pues contemplaba no solo web, sino cabina de radio y video, recursos que comenzaron a explotarse con éxito, pero que no se supieron capitalizar al igual que la llegada de las redes sociales.
Ramírez Castillo director de Encuentro de Michoacán, un medio de comunicación impreso y digital, recuerda que Cambio como empresa “atraía talentos, pero se iban, pues no había o encontraban proyectos a futuro. Esto evidencia que el que fallo, era la empresa; sin duda el empresario les quedo a deber. Mucho de lo que se hizo era por el talento de la gente”.
Y apunta, al logotipo del extinto periódico impreso, “era novelesco sentirse el quijote del periodismo…”. Era un referente, sí; llegó en un momento político que se requería y se ganó un lugar en la historia de los medios, pues le permitió a sectores empoderarse. Cambio fue actor importante al generarse el cambio de gobierno en Michoacán, pero no se supo adaptar y mantenerse en una línea, ni ser un medio aliado y esa indefinición le costo.
Define a Godínez como un tipo noble que aposto y creyó que el medio era de utilidad para la sociedad. El fue político y eso le dio poder e influencia, y creo que al no ser periodista, esas mieles lo perdieron, pero su equipo poco le ayudo, no le oriento, le dejaron que tomara decisiones equivocadas.
“Cuando no estas de acuerdo, mejor te apartas, mantenerse, es conceder”, por eso me fui del periódico.
Convertirse en el dueño de un periódico, por más influyente que este sea, no te trasforma en periodista, refirió Ignacio Moreno, ex director comercial del diario, aspecto en el que coinciden Samuel Ponce y Ariel Ramírez.