Las nociones de las aproximaciones conceptuales de patriotismo y de patria, en la cultura occidental, proceden de fuentes clásicas, griegas y romanas. El patriotismo es la virtud que conduce a dar la vida frente a los enemigos en defensa del territorio. Existe una frase muy usada en la Roma Antigua que dice: Dulce et decorum est pro patria mori (una frase que fue muy utilizada en la Roma Antigua y proviene de un poema lírico escrito por el poeta Horacio, que se traduce al idioma Español como: “Dulce y honorable es morir por la patria”, la cual exalta el sacrificio de quienes luchan por lo que es suyo y lo que es común a otros ciudadanos libres: la ciudad, la familia y las costumbres civiles y religiosas.
Para nadie es novedad que el amor se cultiva en casa desde que nacemos, viendo en nuestros padres una figura de respeto y devoción a la que admiramos y a semejanza de ello, trasladamos dicho sentimiento a los planteles escolares, a las iglesias y a nuestra patria; como analogía, es menester referir a insignes mexicanos como fueron Miguel Hidalgo y Costilla, José María Morelos, Vicente Guerrero, Benito Juárez y Francisco I. Madero, sólo por señalar algunos y desde luego, distinguidas mexicanas como Gertrudis Bocanegra, Josefa Ortiz de Domínguez y Leona Vicario entre otras, reconocidas allende nuestras fronteras.
Referir el amor por la patria como un valor cívico que involucra derechos y deberes, los cuales nos exigen actuar como seres humanos de bien y, además, estar comprometidos con la sociedad en la que estamos inmersos, representa una suma de propósitos que, de concretarse, podrían contribuir a la eticidad -actos de bondad del individuo- en la mayoría de las y los mexicanos.
Muy necesario honrar el ilustre pensamiento de los considerados héroes que nos dieron patria, en el estricto sentido de amor al territorio que habitaron y a la tierra que los vio nacer, mediante semblanzas poéticas alusivas a su excelsa palabra, la cual nos liga afectivamente a nuestra hermosa República Mexicana.
Los Sentimientos de la Nación del Generalísimo Morelos por ejemplo, contienen principios que son imperecederos, como que la buena ley es superior a toda persona y debe ser tal, que modere las desigualdades sociales, mejore las costumbres y obligue al patriotismo, para que lo que distinga a un ser humano de otro, no sea otra cosa más que la virtud, nunca el color de la piel.
Bien lo dijo el Gran Morelos,
en su apotegma sentido,
Quien con Justicia se queje,
deberá ser protegido
Que siempre haya un Tribunal,
para que en cualquier contienda,
Contra el arbitrario y fuerte,
que lo ampare y lo defienda
Sin duda, el pensamiento político de Morelos tiene dos vertientes principales en materia de patriotismo y buen civismo, por un lado, el liberalismo ilustrado que busca la igualdad y justicia entre los seres humanos y por otro, el pensamiento de la sociedad que se forma de la realidad social del pueblo a través de su largo recorrido por el territorio mexicano, viviendo y ejerciendo su asertividad y construyendo ciudadanía de manera simultánea.
La búsqueda de la libertad en nuestro propio territorio no pudo ir separada de la lucha por disminuir las desigualdades sociales producidas durante el dominio español, partiendo de éste, como un verdadero origen del amor a la patria, sin simulaciones; sin embargo, prácticamente a 500 años de tales sucesos, el México de hoy no ha logrado rescatarlo ni asemejarlo, aunque sea en el respeto a sus instituciones, a sus tradiciones generacionales y a su propia gente. Es cuanto, hasta la próxima.