Lo que más extraña Adrián Gil Rodríguez es la presencia de estudiantes en la escuela Normal Urbana Federal de Morelia (ENUF), en sus más de dos décadas prestando sus servicios a este plantel formador de docentes, jamás había visto vacío en días de clases el inmueble ubicado a un lado de las emblemáticas Tarascas y su fuente, en plena capital michoacana, donde el covid-19 llegó y cambio nuestra forma de convivir.
Adrián es uno de 4 encargados de la hoy asolada biblioteca de la ENUF, acostumbrado a la convivencia diaria con los alumnos y personal docente del plantel, añora el trajín escolar y espera superemos pronto esta pandemia de salud ocasionada por la covid-19, “entre más cuidados tengamos más rápido vamos a salir de esto, ya que hacen falta las relaciones interpersonales, no basta una videoconferencia, una llamada por teléfono o mensajes de texto, no hay como el saludo mano a mano y mirarse a los ojos cuando estamos platicando”.
La biblioteca de la Benemérita y Centenaria Escuela Normal Urbana Federal Profesor J. Jesús Romero Flores, de Morelia, mejor conocida como ENUF, se encuentra entre las más modernas en instalaciones y tiene una colección de 21 mil 573 libros. Antes de la pandemia por Covid-19, la comunidad normalista -unos 700 entre estudiantes y académicos- acudía en cifras promedio de entre 350 y 400 alumnos por día, eventualmente la afluencia llegaba a 600 personas en la librería.
En 2019 esta biblioteca cambio su nombre “César L. Bonequi”, por el de Centro de Documentación e Información de la ENUF, ya que “organiza, conserva y difunde el conocimiento, a través de la selección, adquisición y procesos de registro de los materiales bibliográficos, hemerográficos y electrónicos, con la finalidad de apoyar los planes y programas académicos de la ENUF”.
Dedicado a esparcir el conocimiento y coadyuvar al desarrollo educativo y profesional de los futuros docentes, este espacio cuenta con enormes anaqueles centrales y otros de menor tamaño ubicados en las paredes laterales del inmueble, distribuidos en secciones específicas, como la de consulta general, la de libros infantiles, que están divididos por edades y en base a la complejidad de los temas que los textos abordan, así como libros de texto editados por la SEP para maestros de primaria y grandes obras de la literatura española, entre otros.
Hay un área dedicada a las colecciones y uno histórico, además de una sección de libros en braille y otra de textos en idioma inglés, los impresos se prestan para salir del plantel solamente a la comunidad normalista, para el público en general o alumnos de otras instituciones, la consulta es solo al interior de la biblioteca. Hay también un área de cómputo para que los usuarios realicen investigaciones y consultas en internet.
El estante de libros en braille es el más reciente, se colocó durante la pandemia y debido al cierre obligado de escuelas está sin “estrenar”, esta sección hace más socialmente incluyente a la ENUF, pues en cuando se permita el retorno a clases, la biblioteca abrirá sus puertas a débiles visuales e invidentes que requieren del sistema braille.
Adrián Gil destacó la obra social que este espacio lleva a cabo en la comunidad moreliana, ya que el acervo está disponible al público en general, para estudiantes y cualquier persona que desee consultar un libro sobre cualquier tema específico. El solicitante solo debe presentar una identificación oficial, que puede ser la credencial del INE, una licencia de manejo, pasaporte, credencial escolar u otro documento que acredite la identidad de la persona.
En 1915 se fundó la ENUF; aunque no se sabe con precisión la fecha de apertura de la biblioteca, desde que se creó la Escuela Normal ya se consideraba un espacio para instalar la librería, que cada año se consolida como patrimonio del arte y la cultura.
Existe en su interior una sala de juntas y reuniones de trabajo con sala de proyecciones y un reservorio con tesoros literarios no disponibles para consulta, pero con un invaluable valor en el acervo normalista; el más antiguo data de 1770, se titula Ilustración y Continuación a la Curia Philipica, le sigue una edición en dos tomos del Quijote de la Mancha, publicado en 1876, mismos que nos mostró el pedagogo Adrián Gil, quien ubica el acervo de la ENUF “a mitad de la tabla” en el ranking local. Entre los mejores citó a la Biblioteca Universitaria de C.U. y la Biblioteca Pública que se ubica en la avenida Madero esquina con Nigromante.