“Mucho ruido y pocas nueces” causó la cancelación de la propuesta de Reforma Eléctrica emprendida por el presidente Andrés Manuel López Obrador para su aprobación en la Cámara de Diputados, el pasado domingo 17 de abril. En total, votaron 498 legisladores, de los cuales 275 sufragaron a favor de la reforma, y 223 en contra. Así, por tratarse de una reforma constitucional, era necesario que el partido Morena y sus aliados, sumaran dos terceras partes para alcanzar mayoría calificada, lo cual no ocurrió así y la Reforma Eléctrica fue sencillamente cancelada.
A partir de la presentación de la iniciativa, el uno de octubre de 2021, se desató una serie de declaraciones a favor, por parte del gobierno de López Obrador, y en contra, por la oposición de partidos y de otros sectores, en particular de los empresarios, quienes nunca dejaron de reconocer contradicciones en cuanto a las repercusiones relacionadas con intereses nacionales e internacionales, de manera fundamental derivados del compromiso de México dentro del Acuerdo de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
Durante las deliberaciones legislativas y la defensa en particular del presidente López Obrador, quien en todo momento se manifestó por la reforma, a sabiendas de que, de proceder, sería violatoria de toda una tendencia mundial orientada a disminuir el uso de derivados del petróleo y optar por medidas alternativas viables en aras de mejorar las condiciones ambientales y de conservación de los recursos naturales. La propuesta gubernamental invariablemente fue en contra de estos criterios y a favor del uso del combustóleo para la producción de electricidad en todo el país.
El jefe del Ejecutivo tomó una actitud agresiva e incluso algunas de sus expresiones son calificadas como excesivas y fuera de contexto. Llamar “traidores a la Patria” a los diputados de partidos distintos al suyo, por no unirse a su propuesta de Reforma Eléctrica, fue calificado como un exceso de intromisión en la manera de pensar y actuar de todos y cada uno de los legisladores.
Por primera vez en muchos años, los legisladores del PAN, PRI, PRD Y MC, por el temor de que el partido Morena tomara la iniciativa de algún impedimento para que los diputados de la alianza “Va por México” no pudieran ingresar al recinto legislativo, decidieron llegar a la Cámara de Diputados desde el día anterior a la sesión y pernoctar; es decir, ingresar desde el sábado para estar puntuales el domingo.
Es de señalar que, por segunda ocasión en una semana, los legisladores de “oposición”, después de que debió cancelarse la sesión del lunes por la noche, debido a que Morena cambió el día de discusión, del martes al Domingo de Resurrección, en plena Semana Santa, esta maniobra causó en los diputados y diputadas de los cuatro partidos políticos de oposición, desconfianza en alto grado, frente al amago de bloqueo por las huestes de Morena, PT y PVEM, lo cual fue motivo para llegar a las instalaciones de la Cámara de Diputados desde un día antes; es decir, amanecer dentro de ese recinto desde el sábado al mediodía, y pasar lista de presente por la mañana del domingo.
Hubo diversos antecedentes sobre intenciones del propio presidente López Obrador y los dirigentes de los partidos que acompañan a Morena, por convencer a diputados de otros partidos, para que se unieran y votaran a favor de la Reforma Eléctrica. Solamente lo lograron con un solo legislador, de nombre Carlos Miguel Aysa Damas, electo el año pasado por el PRI en Campeche.
Hay que señalar que Aysa Damas es hijo del ex gobernador priísta de Campeche, Carlos Aysa González, quien ahora mismo hace antesala en el Senado y antes lo hizo en Palacio Nacional, a fin de lograr ser nombrado embajador de México en República Dominicana.
Por otra parte, la Ley del Litio, también iniciativa del presidente López Obrador, fue analizada y turnada para los efectos jurídicos que correspondan “sin quitarle ni un punto ni una coma”. Por tratarse de un esquema distinto que el tema de la Reforma Eléctrica, sólo fue necesario que los legisladores votaran de manera simple, y ordenar su publicación.
El lunes 18 de abril, el presidente López Obrador confirmó el resultado de la sesión de la Cámara de Diputados, celebrada el domingo anterior, sin dejar de lamentar el resultado. Afirmó que, en lo que resta de su periodo de gobierno, no intentaría nuevamente el tema de Reforma Eléctrica, y repitió lo dicho días antes en el sentido de que había enviado a la Cámara de Diputados una Ley sobre el Litio, que afirma la condición de que la Nación, y el pueblo mexicano, son dueños del Litio –cuyas reservas principales se encuentran en Sonora—para industrializar y ser beneficiarios en exclusiva, los mexicanos, para que no ocurriera en el futuro, lo mismo que con la industria eléctrica, donde participan empresas mexicanas y extranjeras.
Las críticas en los diferentes medios y fuentes de información, sobre la ley en comento y el propio Litio, no se hicieron esperar. El Litio y los demás metales y recursos naturales que se encuentran en el subsuelo mexicano, “son propiedad de la Nación”. Lo que ocurre es que, el gobierno, tiene la facultad de concesionar su aprovechamiento, industrialización y beneficio. Eso sucede con el oro, la plata, el agua y el petróleo.