Aguacate: crisis hídrica y alimentaria

Don Manuel C. es un campesino de setenta y ocho años de edad originario de la comunidad de Las Canoas, en el sureste del municipio de Charo. De su larga vida, don Manuel asegura que se ha dedicado a las actividades agrícolas “desde que tiene uso de razón”. Desde maíz, calabaza, frijol, chile, avena, sorgo, jícama y pepino don Manuel ha sembrado de todo lo que puede sembrarse en las generosas tierras de su comunidad con las aguas del río Chiquito de Charo.

Actualmente don Manuel ya no siembra, los impedimentos propios de su edad se lo impiden pero ahora acompaña a su esposa, doña Amelia, a vender en el negocito que tienen frente a su casa, en la carretera que va de Charo hacia Zurumbeneo. Allí, venden pepino, piña y jícama picada que preparan con chile y limón pero también elotes asados que siembra su hijo, José Cortés en las tierras que antes sembraba don Manuel con ayuda de su yunta de bueyes.

Don Manuel sembró casi toda su vida con las prácticas tradicionales, sin maquinaria y aunque sí llegó a sembrar maíz mejorado, también siguió sembrando durante mucho tiempo maíz criollo de ese del que según sus propias palabras, “salen más sabrosas las tortillas”. Orgulloso, don Manuel posa junto a la pintura que le hicieran con su yunta de bueyes, recuerda con entusiasmo sus mejores momentos como campesino.

Sus setenta y ocho años de vida le han permitido a don Manuel ver cambios y transformaciones en el campo charense producidos desde las políticas públicas dirigidas al sector rural pero también de decisiones propias de los campesinos y habitantes de la región sureste de Charo.

A lo largo de su vida don Manuel ha podido presenciar los cambios más importantes en torno al campo. Desde los inicios de la Revolución Verde, el virage hacia el neoliberalismo de manos de Luis Echeverría Álvarez hasta la firma y la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio y la llegada de la llamada Cuarta Transformación con Andrés Manuel López Obrador en 2018.

Fue testigo de la Reforma al artículo 27 constitucional de 1992 que permitió la entrada al mercado de las tierras de propiedad social, es decir, de tenencia ejidal y comunal y de cómo la implementación del Tratado de Libre Comercio en el periodo salinista puso a competir de manera injusta a los campesinos mexicanos con los modernizados productores norteamericanos.

Hoy día, para don Manuel una de las transformaciones más importantes que ha visto en el campo ha sido la crisis hídrica sin precedentes y que, a decir de él, se agrava cada año.

En la comunidad de Las Canoas siembran con el agua del río Chiquito de Charo, cuyas aguas vienen de la sierra del Sur del Municipio de Charo, entre el kilómetro veintitrés y la comunidad de San Felipe, sin embargo, a decir de don Manuel, la instalación de huertas de aguacate en la la sierra se está traduciendo en una crisis hídrica que afecta a las y los productores que siembran cuenca abajo.

Este cerro también ya está cubierto de huertas de aguacate pal lado de Vaquerito yo conozco bien esa sierra, antes íbamos atraer madera para soleras para las casas, íbamos hasta el mero lindero arriba pero taba una sierra bonita y horita ya todo puro aguacate, puro aguacate y eso pues es que el gobierno no ve pues nada por el agua… ya acabaron con la sierra, el primer problema que tenemos es el problema del agua que se nos está acabando y no solo pues Canoas sino para regar Charo, Zurumbeneo y Francisco I. Madero y horita ya cuál agua, ya no hay agua[1].

Por todos es sabido que el aguacate requiere enormes cantidades de agua para su desarrollo. Alberto Gómez Tagle, quien fuese investigador de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, nos mostró con sus investigaciones que un árbol de aguacate, en plena etapa productiva, necesita consumir la cantidad de trece pinos.

El cultivo de aguacate, en Charo pero no solamente en este municipio, representa un acaparamiento de agua a través dos prácticas particulares. Por un lado, los aguacateros instalan ollas que acaparan grandes cantidades de agua -se han encontrado ollas con capacidad de hasta noventa mil metros cúbicos- pero por otro lado, también instalan cañones antigranizo que impiden la formación de nubes y con ello la posibilidad de lluvia. 

Este acaparamiento de agua en la parte alta de la sierra se traduce en un menor rendimiento de la cosecha de maíz temporalero y, con ello, se recrudecen aún más las condiciones de vida de las y los campesinos quienes se han visto obligados a abandonar el campo y migrar hacia otras ocupaciones.  


[1] Entrevista realizada a don Manuel C. en la comunidad de Las Canoas el 17 de abril de 2022.

Jesus Janacua Benites
Jesús Janacua Benites, es licenciado en psicología y maestro en filosofía de la cultura por la Universidad Michoacana de San Nicolas de Hidalgo y doctor en desarrollo rural por la Universidad Autónoma Metropolitana es co- director del documental “Cosechando vida después de la fresa” producido por el Festival de Cine Independiente de Paracho, es co- autor con Napoleón Márquez Serano del libro “Extractivismo fresa: Crónica de un conflicto ambiental en la Cañada de los Once Pueblos” publicado por el Centro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable y la Soberanía Alimentaria de la Cámara de Diputados y autor del libro “Resistencias comunitarias contra el despojo en Michoacán: berries, inmobiliarias y aguacate” publicado por la editorial Molino de Letras, además es autor de diversos artículos de divulgación científica y de opinión. Es ganador del premio Francisco J. Múgica otorgado por el Centro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable y la Soberanía Alimentaria de la Cámara de Diputados. Ha participado en congresos, coloquios y eventos académicos nacionales e internacionales tanto dentro como fuera de México. Ha sido columnista colaborador en La Jornada del Campo y en La Hojarasca, ambos, suplementos culturales del diario La Jornada. Actualmente es docente promotor de la Dirección General de Educación Tecnológica Agropecuaria y Ciencias del Mar, adscrito a la Brigada de Educación para el Desarrollo Rural No. 104 en Charo, Michoacán y se enfoca al estudio de la conformación de los conflictos socioterritoriales y de distribución ecologica con énfasis en los actores sociales y su experiencia de agravio en torno a la agricultura industrial así como en los cambios y transformaciones de la agricultura maicera.