El “escribano genético” Arturo Martínez Nateras presentó el libro Rojos, cuarto de la colección de La Izquierda Mexicana del Siglo XX, que fue mostrado por su autor y un grupo de intelectuales de izquierda, entre los que figura el Arzobispo de Morelia, Carlos Garfias Merlos, en el Centro Cultural Clavijero de Morelia, ante un público amante de la literatura y los movimientos de izquierda suscitados en nuestro país a lo largo de su historia.
La secretaria de Cultura en Michoacán, Tamara Sosa Alanís, dio la bienvenida y dijo que la presentación del texto “no es cualquier cosa ni algo que se da muy a menudo”, señaló que la obra “hace reflexionar y tener claro de dónde venimos y hacia donde queremos llegar como agentes de transformación”.
En su intervención, luego de media decena de investigadores e historiadores que desmenuzaron las virtudes y características del impreso de poco más de mil 100 gramos de peso, Martínez Nateras se autodefinió como “un escribano genéticamente”, pues aprendió a leer con los monitos de la prensa en ejemplares de Excélsior, rotativo del que su padre era corresponsal en su natal Tuxpan, Michoacán.
Reveló que, a sus 83 años se resistía a dejar este mundo sin ver impreso el libro Rojos, y una vez que este se publica, se siente complacido y alegre, “como parturienta de un parto múltiple, de 5 mil 320 mini biografías”, contenidas en la obra que hoy ve la luz. A ese respecto, mencionó que en México hemos tenido comisiones de la verdad, fiscalías especializadas, pero nunca se había elaborado una relación completa de los presos políticos del país, desde las Islas Marías a Lecumberri, y hasta la época moderna.
Complacido por la presencia del Arzobispo Garfias Merlos, a quien expresó su admiración y cariño, no solamente por su paisanaje, “sino porque Michoacán necesita de todos, para construir la paz y la seguridad, y para empezar a cambiar”; no es posible, denostó, que “votamos por la izquierda y gobierne la derecha” en nuestro estado, lo cual “¡no se vale!”, aseguró que muchos michoacanos están permanentemente defraudados, porque ni Cárdenas Batel, ni Leonel Godoy, mucho menos Silvano Aureoles, ni Bedolla, gobiernan con métodos de izquierda, “se han limitado a administrar la pobreza extrema, la violencia y las desapariciones”.
Refirió además que Michoacán necesita un gobierno de verdadera izquierda que cultive al ser humano y el medio ambiente, “no queremos ser aguacateros pudiendo ser cultivadores del bosque y productores de agua; eso es ser de izquierda… el guacamole no sacia la sed”.
Enseguida agradeció a Alejandra Frausto, secretaria de Cultura del gobierno federal, y muy especialmente a Carlos Torres Piña, el secretario general de gobierno en Michoacán, por darle “el último empujón” para la impresión del texto.
La investigadora y académica del Colegio de Michoacán, Verónika Oikión Solano, describió la publicación como “un gran inicio editorial para repensar qué lugar ocupan y qué aportes han dado a México y a la humanidad, miles de mujeres y hombres, jóvenes y niños desconocidos que el saber histórico rescatará “para que sus historias de vida abierta transiten nuevamente por las anchas alamedas, en un mundo menos desigual, de justicia y de paz”.
Agregó que, Arturo Martínez se identifica por el tesón que siempre pone para culminar sus publicaciones; en este caso, el libro 4. Rojos, “es monumental y cuenta con una dedicatoria para quienes en todo el mundo luchan por un mejor planeta”; por su parte, Martínez Nateras resaltó que “es un libro escrito por decenas de manos, pero “sobre todo con el corazón”.
Oikión sostuvo que la categoría de Rojos, dada al diccionario, “es clara reivindicación de un adjetivo que, por décadas fue utilizado para denigrar y estigmatizar a quienes se rebelaron ante los viejos ordenes establecidos y se adhirieron al pensamiento de izquierda en todas sus modalidades y versiones”.
Finalmente señaló que, en el pasado y en distintos contextos históricos, ser considerado, señalado o acusado de rojo, podía llevar al extremo de la pérdida de la vida o, en el mejor de los casos, a la cárcel, a la tortura o la denigración pública. “Hoy, el rojo es timbre de orgullo como un adjetivo que se reivindica para conectar y explicar la izquierda mexicana del siglo XX, que al intentar llevar adelante sus revoluciones socialistas se asumieron plenamente como militantes rojos”.