El uso de taxis en los municipios de Tarímbaro y Queréndaro se ha desplomado y los choferes advierten que apenas sacan para la gasolina, lo que hace urgente que las autoridades de los tres niveles de gobierno instrumenten planes económicos en los que contemplen apoyos para la gente que vive al día y no solo para empresarios, coinciden en señalar los entrevistados.
Salvador Romero Bejarano, originario de la comunidad Rio de Parras en Queréndaro, estimó una baja del 60 por ciento en el servicio de alquiler y sostiene que esta caída fue notoria a raíz de que las empresas de autotransporte foráneo dejaron de hacer corridas al municipio con motivo de la emergencia sanitaria por el Covid-19.
Consciente de que se juega hasta la vida al permanecer en las calles y seguir laborando exponiéndose al sistemático contacto humano, el taxista es muy claro: “Sí, ando arriesgándome, pero que puedo hacer, estamos al día y hay que comer…”.
Refiere haber escuchado de los apoyos que anunció el gobierno estatal para las empresas y garantizar así los empleo, “pero a nosotros no nos llega nada de eso, somos de los más desprotegidos; estamos al día al igual que muchas familias y si no trabajamos, no comemos”.
Como quiera, recalcó, los que trabajan en el gobierno o las empresas, tienen su sueldo seguro.
Genel Fulgencio Díaz, operador de una unidad del Servicio Público de alquiler en Tarímbaro señaló en breve entrevista que como consecuencia de la contingencia sanitaria que desencadeno el cierre de negocios y generó distanciamiento social, “el servicio de pasaje está muy lento; se está complicando mucho y pega mucho al sector”.
Cuestionado sobre los efectos económicos que en su actividad ha producido la pandemia del Coronavirus, aseguró que las autoridades deben brindar apoyo, nosotros –la gente que vive al día-, tenemos deudas en tienda y no hay pasaje y eso nos está afectando”.
En lo personal, aclara que de diez pasajes que usualmente movilizaba, ahora solo mueve a dos, por lo que sus ingresos que oscilaban en 500 pesos diarios aproximadamente, descendieron drásticamente. “Apenas sacamos la gasolina…”.
Israel Bolaños es operador un taxi en el sitio de una plaza comercial en Tarímbaro, cuyos negocios en su mayoría permanecen cerrados a causa del Covid-19; sin embargo, ahí está al pie del cañón, esperando clientes al igual que otros compañeros.
A decir del entrevistado, solo diez unidades están laborando en el lugar, el resto de sus colegas (otros 20 en total) pararon labores por temor a contraer el virus al exponerse al contacto permanente en este centro de concurrencia.
Israel manifestó que prácticamente ha dejado de mover un 50 por ciento menos de gente, lo cual le pega a la economía familiar.
Dijo que en esta emergencia sanitaria, abordar un taxi es seguro, primero porque los choferes seguimos las recomendaciones sanitarias y mantenemos en constante higiene las unidades. “nuestra prioridad es llevar el alimento a casa y no exponer a nuestras familias”.