Con un altar en su honor, el CBTA 234 recuerda a Monserrath Morales

Sorpresivamente, Monse dejó de existir el pasado 19 de septiembre tras cumplir su sueño de graduarse como licenciada en pedagogía

El Festival de Almas y Flores, que el Ayuntamiento de Copándaro llevó a cabo con motivo de la celebración del Día de Muertos, fue el marco ideal para un emotivo homenaje a Monserrath Morales Oliveros, una destacada ex alumna del Centro de Bachillerato Tecnológico Agropecuario (CBTA) 234, de este municipio, quien repentinamente dejó este mundo el pasado 19 de septiembre, tras apenas cumplir su sueño de convertirse en pedagoga, el CBTA 234 la recordó a través de un altar, con honores a la excelencia.

Nacida en Morelia el 27 de diciembre del año 2000, su mamá, madre soltera, Patricia Morales Oliveros, la dio en adopción a su hermana Yolanda. Más tarde, Monse Inició sus estudios en la Escuela Primaria Esther Tapia, pero cuando tenía 7 años cumplidos, ella y su madre de crianza se mudaron de Morelia a la comunidad San Juan Tararameo, hoy San Juan Benito Juárez, municipio de Cuitzeo, donde concluyó sus estudios de primaria en la Escuela Josefa Ortiz de Domínguez.

A los 12 años ingresó a la Telesecundaria Benito Juárez, donde recibió un diploma por sus excelentes calificaciones, después cursó el bachillerato en el CBTA 234, “Hermenegildo Galeana”, de Copándaro, donde se hizo acreedora a un reconocimiento por su excelente desempeño académico, después ingresó a la Universidad Sor Juana Inés De la Cruz, en Morelia, donde estudió la licenciatura en pedagogía, graduándose hace unos meses con excelencia académica.

Sorpresivamente, Monserrath dejó de existir el pasado 19 de septiembre, padecía epilepsia y murió ahogada en una tina de agua, a la cual cayó a consecuencia de una crisis epiléptica, y como estaba sola en casa, no hubo quien la ayudara a salir del agua.

La profesora María Concepción Medina Esquivel era la directora del CBTA 234 cuando Monse estudiaba en ese plantel, “aparte era su maestra, ella fue una alumna muy dedicada, acertada, asertiva y muy prudente, muy positiva”, describe la docente.

“Para mi fue muy impresionante su partida, hacía unos meses se había graduado”, recuerda que al recibir la noticia del deceso se trasladó a San Juan, “ella tenía dos mamás, no sabíamos a cuál dirigirnos, la madre biológica la dejó chiquita con Yolanda, a la que ella reconocía como mamá”, pero tenía buena relación con Patricia, de hecho, murió en la casa de su madre biológica.

A Monserrath la atendían en el consultorio de la escuela, “la doctora le daba ahí sus medicamentos y tuvo mucha cercanía con la muchacha”, también tenía una beca de transporte, ya que el entonces presidente municipal, David García apoyaba a jóvenes de San Juan y otras localidades con sus traslados a Copándaro para estudiar.

Antes, en el CBTA 234 se elaboraban altares por grupo y se acordaba a quién se dedicaría cada uno, esta vez se puso a consideración del personal cómo se haría el concurso de altares, “la doctora propuso se elaborara un altar a Monse y todos estuvimos de acuerdo”, los maestros tutores del plantel desempeñaron como responsables un papel decisivo en el diseño del altar.

El Ayuntamiento dispuso que cada participante podría levantar 2 altares, en el CBTA decidieron hacer solo uno en memoria de Monse, con él ganaron el segundo lugar, pero lo más destacable, refiere la maestra Conchita, es que el Festival de Almas y Flores dio la oportunidad de hacer un homenaje a Monse, quien “muy joven, como pudo estudió y terminó su licenciatura, era una verdadera guerrera, pues a pesar de su epilepsia no se dio por vencida y logró su sueño, creo que eso se lo llevó hasta donde ella está ahora, satisfecha, descansando en paz”.