COVID-19: La desesperanza en la región Cuitzeo

De a poco los habitantes de la región Cuitzeo comienzan a tomar conciencia y cumplir con la recomendación de quedarse en casa por la emergencia sanitaria del Coronavirus. Los municipios reforzaron las campañas de concientización al vocear las medidas sanitarias en vehículos oficiales y patrullas para evitar la propagación de contagios del COVID-19.  

Se ha dado cumplimiento también a la prohibición de eventos masivos como fiestas, bailes y jaripeos, además de la suspensión de las actividades deportivas, así como actos cívicos y culturales. De forma escalonada han ido cerrando bares, cafeterías, restaurantes y otro tipo de negocios.

La disyuntiva de la mayoría de los comerciantes estriba entre cerrar sus fuentes de ingreso o seguir operando bajo los protocolos de higiene. Aunque otros no tuvieron opción: la zona gastronómica de Huandacareo  cerró esta semana para ser lavada y desinfectada, pero ya desde el pasado fin de semana las ventas no fueron las mismas.  

Y es que desde ahora ya se advierte el latigazo económico que dejará la pandemia, pues el cierre de los balnearios y parques acuáticos pegó hasta los porcicultores.

Otra importante fuente de ingresos para las familias de la región, es TextiCuitzeo, ahí laboran cientos de habitantes de diversas comunidades y rancherías tanto de Cuitzeo como de Santa Ana Maya; ahí, la paga es por un día a la semana y en efectivo. Miles de familias dejaron de recibir esos ingresos con el cierre temporal por el COVID-19.

La duda pulula entre la población, curiosamente son los de mayor edad, que siguen reuniéndose en grupos en las plazas públicas a pesar de la advertencia de que son ellos el sector más vulnerable y con riesgo de esta infecciosa enfermedad.

La región Cuitzeo tiene un estrecho vínculo con los municipios colindantes de Guanajuato, principalmente por la actividad económica y social. El paso entre un estado y otro es cosa de todos los días para muchos, ya sea por la autopista de cuota o bien por la carretera libre Morelia-Salamanca.

El “blindaje de los límites territoriales de Michoacán para reducir el riesgo de propagación del coronavirus” al menos aquí se quebró después de la venida del Gobernador a la caseta de cobro de La Cinta.

Los propios cobradores confirmaron que horas después de la foto, del operativo “Cuidamos tu Salud”, el filtro sanitario quedó abandonado (Consulta aquí la nota). En la carretera libre tampoco hay ningún puesto de control que advierta de las medidas ante la contingencia; sólo la cotidiana presencia de la Policía Federal.

En Tarímbaro las y los campesinos salen a ofrecer de manera directa sus productos al pie de los caminos; en la Central de Abastos de Morelia ya no están recibiendo las cosechas por las bajas ventas. Aquí, en este municipio conurbado con Morelia, se produce cebolla, betabel, coliflor, espárrago, acelga y todo tipo de hortalizas que si no es consumido a tiempo servirá para alimentar a los animales.

Pese a la emergencia sanitaria, la gente del campo, en Copándaro y Tarímbaro sigue atendiendo las parcelas. En Santa Ana Maya ya alistan la tierra para el próximo ciclo agrícola de maíz, mientras que en otras tierras el trigo comienza a espigar.

Así, el COVID-19 ha puesto a los habitantes de esta región contra las cuerdas en una época en la que las fiestas religiosas generaban una gran abundancia y que ahora contrasta con un dejo de desesperanza.