El aire en el salón del informe de la diputada Fabiola Alanis no era solo el de un recuento legislativo. Era la atmósfera cargada de un ajedrez político que se juega a la vista de todos, donde cada palabra cuenta y cada aplauso es una pieza moviéndose sobre el tablero de Michoacán. La protagonista era la diputada, sí, pero la atención se volcó cuando el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla tomó el micrófono. Y lo que vino a continuación no fue casualidad: fue un mensaje directo, con sutileza.

Bedolla no titubeó. Se dirigió a la diputada como una “compañera de décadas de lucha, una mujer de principios, de honestidad y de trabajo”. Los elogios, que en cualquier otro contexto serían mera cortesía, aquí sonaron como una bendición.
El gobernador la describió como una mujer “de primera, estudiosa” y que “anda a ras de tierra”. Y luego, la frase: “Tienes todo para representarnos en lo que decidas. Contarás con mi apoyo y estoy seguro que con el apoyo de las michoacanas y michoacanos“.
Bedolla no solo la valida como una aspirante seria, sino que estaba sugiriendo que, ante cualquier decisión que ella tome para el 2027 él estará a su lado. El mensaje era claro: la exsecretaria de Igualdad Sustantiva y ex colaboradora en el Gobierno de López Obrador, la mujer al frente del Congreso, tiene la bendición del Ejecutivo.
Pero el ajedrez político no se juega con una sola pieza. Ramírez Bedolla, con una astucia digna de un estratega, no obvió a las demás. Como si quisiera mantener el suspenso y la competencia interna, también lanzó guiños a otras dos piezas clave de su gabinete. Reconoció a Gabriela Molina, su secretaria de Educación, por sacar a Michoacán del rezago educativo, y a Gladys Butanda, secretaria de Movilidad, por ser la mujer detrás de las “obras más grandes” del estado, como los teleféricos de Uruapan y Morelia. Los aplausos para ambas fueron fuertes, también.


Bedolla juega así en el tablero político de cara al 2027. Al halagar a Alanis, a Molina y a Butanda, no solo demostró que valora a las mujeres de su equipo, sino que está marcando la pauta para la sucesión. Su comentario, “ojalá yo sea el último gobernador hombre y que una mujer sea gobernadora… como la doctora Claudia Sheinbaum”, es la narrativa que quiere vender: la continuidad del proyecto de la Cuarta Transformación, esta vez con rostro de mujer.
El destape no fue un acto formal, sino una sutil, pero evidente bendición en un evento público. El gobernador ha colocado a Fabiola Alanis en la delantera, pero ha dejado a Gaby y a Gladys en la carrera, como contendientes válidas. El tablero está listo. Las piezas se mueven. El suspenso es el motor de esta carrera, y todos en Michoacán, ahora, observan con atención quién será la figura que emerja con más fuerza en los próximos meses y se lleva la famosa encuesta de Morena. Obvio, en el otro frente, Raúl Morón.











