Desde Indaparapeo, tierra de sus padres y abuelos en este Michoacán tan lleno de tradiciones y sincretismo religioso, el padre Alfonso Gámez, nacido en Carolina del Norte, Estados Unidos, hizo un llamado a las y los migrantes para dar testimonio de su fe en Cristo con hechos y palabras, donde quiera que se encuentren, “el señor te puso ahí para que con tu fe puedas testificar y salvar almas”, señaló el joven párroco.
En su homilía al oficiar la tradicional misa por los migrantes que se lleva a cabo en el marco de las Solemnes Fiestas en Honor de la Virgen de la Paz, Patrona de Indaparapeo, que se realizan del 15 de enero al 01 de febrero de este 2023, ante cientos de migrantes que aprovechan la estadía en su querida Indaparapeo con motivo de las fiestas navideñas para celebrar en enero a la Virgen de La Paz, el sacerdote estadounidense dijo que muchas veces los connacionales que se encuentran en territorio americano se preguntan por qué Dios los mandó a esa nación, “la respuesta es que Él tiene una intención, que no es ganar dinero, la intención divina es ganar almas”, puntualizó.
El padre Gámez fue bautizado en la fe católica en la parroquia local dedicada a la venerada embajadora de la paz, resaltó la peregrinación que las familias migrantes del municipio encabezaron antes del servicio religioso por calles de Indaparapeo, dijo que esos recorridos callejeros con imágenes religiosas son para recordar a la feligresía que siempre somos peregrinos, que siempre nos estamos moviendo y que no estaremos fijos en este mundo, pero principalmente “nos estamos moviendo a nuestro hogar primero, que es el cielo”.
Apuntó que en la tierra, los migrantes se mueven de un lugar a otro, a una cultura y país diferentes, pero siempre regresan al hogar, así, movidos por la fe que nos heredaron nuestros padres y abuelos dejamos de ser extranjeros en la santa cruz, “porque aquí, en Napa, Chicago o Carolina del Norte hay un altar, y en él somos un solo cuerpo y un solo espíritu”, porque durante el sacramento el padre toma la hostia, que representa el cordero de Dios, “ese pedacito representa a los que no están físicamente con ustedes, y a pesar de ello siguen siendo miembros del cuerpo de Cristo”.
Señaló que al permitir que los paisanos crucen la frontera norte de México para establecerse en la Unión Americana tiene una razón en el plan de Dios: la falta de fe en la gente que vive en el vecino país, a quienes se puede dar testimonio con palabras, pero también con hechos, cuando se ofrenda una vida apegada al cristianismo en la fe católica.
Metafóricamente, explicó que el ofertorio es aquella parte de la santa misa donde se colecta la limosna y se presentan ofrendas al señor, “en ese momento tenemos que poner todo para ser ofrecidos a Dios con las ofrendas, en sacrificio agradable al Dios Todopoderoso, que transforma aquel sacrificio en algo santificado.
En la parte final, el presbítero Gámez pidió a las y los presentes transmitir el mensaje de la cruz a hijos y nietos y formarlos en la fe, siguiendo así el buen ejemplo de los abuelos y otros antepasados; de manera adicional, dirigió un mensaje en inglés a los jóvenes y adolescentes que dominan más ese idioma, les aconsejó tener buena memoria de sus orígenes y vivirlos, en pocas palabras, “no olvidar su fe y su familia”.
También pidió por el eterno descanso de migrantes indaparapenses fallecidos y por quienes esta ocasión no pudieron viajar a su tierra, para reanudar la celebración que tras 10 años se interrumpió 2 veces por la pandemia de covid-19.