Ismael Viveros vive sus últimos días como guardabosques

Con un sentimiento de amargura por un cambio en su vida no previsto, el ingeniero Ismael Viveros Cendejas se despide de la actividad que ha desempeñado durante 57 años: combatir incendios forestales. Tenía planeado morir a los 50, y tras cumplir el medio siglo de vida, se da por servido con sacar para comer sin necesidad de robar ni mendigar, así que, “a cabrestear”, dócil.

Viveros es jefe de la brigada antincendios de la Comisión Forestal de Michoacán (Cofom) en el municipio de Hidalgo, con 81 años de edad vive sus últimos días como guardabosques en aquella zona michoacana. El 16 del presente febrero se retira de la actividad que ha sido su vida y que, sin ser redituable, da para vivir, “y eso es bueno, porque es lo que se necesita”.

Amargura al aceptar que gran parte de la población no tiene conciencia, o de plano “es valemadrista” de lo que pasa con nuestros bosques, recordó de un caso en Ciudad Hidalgo, donde se marcó la madera a tumbar en un predio de un profesor, tras lo cual el maestro llegó muy airado reclamando que no le había marcado bien don Ismael, “se le autorizaron 2 mil metros y esos se le marcaron”, replicó el brigadista, “sí, pero dejó los mejores (árboles)”, refunfuñó el educador.

Entonces el ingeniero lo invitó a pensar en sus hijos y nietos, a lo cual señaló el ya iracundo profesor “¡que chin… a su madre los cabrones!”, imaginen el tipo de formación, si el señor, que se supone es un mentor, reacciona así, señala el brigadista.

Ismael Viveros aseugura haber encabezado la brigada de mayor producción de Michoacán, con mil 300 metros cuadrados de bosque.

Percibe un agridulce sabor al constatar que, en el cerro del tule, allá por Zacapu, última zona de Michoacán que se ha deforestado, ya hay cárcavas, eso indica que se quitó la protección, es decir, los árboles que había en ese suelo, por lo que lamentó la voracidad del ser humano para satisfacer sus ambiciones de riqueza. Así, lamentó que los gobiernos estén integrados por políticos que ponen en práctica la conocida premisa de que “un político pobre es un pobre político”, entonces se dedicaron a hacer dinero ilícito, aprovechando su poder y la ignorancia de la gente.

Respecto al apoyo del gobierno -estatal y federal- en relación a administraciones anteriores, estableció Viveros Cendejas que “es una diferencia inmensa”, ya que tenemos un gobernador y un presidente, honestos”. Recordó cómo, durante la pasada administración estatal, a Silvano Aureoles le dio por querer ser presidente, bajó salarios a los de contrato, personalmente, de 8 mil se lo bajaron a 5 mil pesos, por ello, aseguró que “si no estuviera este gobernador estaríamos bien mal”.

Admite que evidentemente ha habido avances en el combate a los talamontes, “pero son insuficientes”, debido a que los expresidentes Fox, Calderón y Peña Nieto, fortalecieron mucho a los grupos delincuenciales.

Considera al aguacate como factor más destructivo del bosque. “Hay quienes piensan que es cuestión de plantar el aguacate y solito se va a dar, pero es un fruto que necesita muchos cuidados y atención; fertilizantes, agroquímicos y bastante agua”, y los productores del fruto se están robando el agua de los ríos para regar sus huertas.

Planeaba morir a los cincuenta. Después de esa edad no veía factible dar algo bueno a sus semejantes, hoy, satisfecho por el deber cumplido, dice adiós a Cofom y a su brigada.