La intrascendente visita presidencial

El presidente Andrés Manuel López Obrador realizó una brevísima visita a la capital michoacana con el principal objetivo de la inauguración de una sede más de la Guardia Nacional, aunque también incluyó las habituales reuniones de seguridad y de prensa.

En resumen no hubo nada extraordinario que comentar de dicha visita presidencial, ni de los informes de cómo se sitúa Michoacán en materia de seguridad, ni de los discursos gubernamentales, mucho menos de las esqueléticas protestas en contra del mandatario.

Si acaso llamó la atención el escarceo en torno a la controversia constitucional de las fuerzas armadas en seguridad, así de cómo la investidura presidencial evadió, con el silencio, la petición del gobernador Silvano Aureoles Conejo de más recursos federales al estado.

También fue notorio, aunque pasó a segundo plano, cómo el área de comunicación presidencial invitó a varios comunicadores michoacanos asistir a la llamada mañanera, la habitual rueda de presa del Ejecutivo, solo para estar de convidados de piedra.

Claro, claro, si algo hay que resaltar es que en ninguna materia hubo fricciones o síntomas de grandes diferencias entre los mandatario federal y estatal que tensara el encuentro entre ambos, al contrario hubo reconocimientos por la coordinación institucional, solo eso.