En reconocimiento al papel fundamental de la mujer rural y sus aportaciones en el desarrollo agroalimentario, para garantizar el abasto oportuno de alimentos a la población, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural realizó la semana: “En la agricultura defendemos los derechos de las mujeres”.
En el marco del Día Internacional de la Mujer, a conmemorarse el 8 de marzo, se llevó a cabo una semana de actividades en la que se destacó el papel de la mujer rural como agente de cambio en los sectores agropecuario, pesquero y acuícola, y se reconoció su esfuerzo y compromiso para promover acciones de transversalización de la perspectiva de género al interior de sus áreas de trabajo.
En la explanada “Mujeres rurales” de la Secretaría, durante cuatro jornadas de actividades, trabajadoras del sector público compartieron sus experiencias con las integrantes de la Red de Enlaces de Género de las 33 Oficinas de Representación de Agricultura.
De esta manera, se contó con la asistencia de trabajadoras de las representaciones de Puebla, Querétaro, San Luis Potosí, Chihuahua, Durango, Zacatecas, Ciudad de México y región Lagunera, quienes participaron en paneles y conferencias impartidas por el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres).
Se realizó también una jornada de salud, con pruebas de citología, glucosa, hipertensión, hepatitis y Virus de la Inmunodeficiencia Humana; orientación sobre nutrición y métodos anticonceptivos y la aplicación de vacunas.
Datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) refieren que en México viven 67.3 millones de mujeres, de las que 53.1 millones (78.9 por ciento) residen en localidades urbanas y 14.2 millones (21.1 por ciento) en zonas rurales.
Se estima que alrededor de un millón de mujeres se desempeñan en el sector primario, de las cuales 84.6 por ciento lo hacen en la agricultura, 12.5 por ciento en la ganadería, 1.7 por ciento en pesca y 1.2 por ciento en otras actividades.
Con las aportaciones de las mujeres se ha transformado la producción y el consumo de alimentos, a través del acceso a la información, la capacitación y la tecnología, y a partir del aprovechamiento de los recursos naturales (suelo y agua) de manera sostenible.
Sus contribuciones se han reflejado en la adecuación y construcción de políticas públicas acordes con las necesidades y requerimientos de los sistemas productivos y con la intención de impulsar el desarrollo económico, social y productivo del campo.