Restauración y Belleza en Chucándiro, el gran legado del Padre Pistolas

El legado del Padre Pistolas perdurará por generaciones en el pueblo de Chucándiro. El rescate de los templos hoy es admirable y la belleza de sus relieves, murales y cuadros son entrañables para los pobladores y visitantes.

A casi dos décadas de su llegada, el afamado padre Alfredo Gallegos ya restauró el tempo de la Huananchita, tardó cuatro años, pero valió la pena, pues es de los más antiguos que construyeron los agustinos en la zona, donde se dada atención a los indígenas y se les enseñaba el oficio para elaborar sombreros de palma.

Luego, el Padre Pistolas puso manos a la obra en la parroquia de San Nicolás Tolentino, el templo principal del pueblo, que literalmente se caía a pedazos.  

Todo comenzó cuando se cayó un pedazo muy grande de cemento del techo del interior del templo, lo cual hizo que se descubrieran las pinturas antiguas, que por años habían estado ocultas. Capa tras capa de cemento, no se sabe por cuántas décadas, ni por quién.

Fue entonces que el padre Alfredo Gallegos se dio a la tarea de restaurar toda la iglesia, sin saber d donde saldría el dinero.

Para está complicada tarea llamó al conocido pintor y muralista guanajuatense, Luis Valentín, quien llena de color sus obras, y quién ya le había hecho un primer cuadro.

Está labor se llevó en año y medio, pintaron techo, paredes y cúpula. El templo se fue llenando de color, surgió la Inmaculada Concepción, los Arcángeles, los Evangelistas, pinturas ya existentes que se volvieron a rescatar.

Se agregaron ángeles y serafines, el triángulo con su impresionante ojo de Dios. Luis Valentín tomó los elementos ya existentes y agregó elementos de su inspiración.

Por encargo del padre se pintaron 4 cuadros de gran tamaño, que se colocaron a los costados, y ahí se plasmó la historia de la llegada de españoles y sacerdotes a estas tierras llenas de indígenas, la construcción de la capilla de la Huananchita, el lago de Cuitzeo, los tributos, la colonización, la piedad entre sacerdotes y curanderos indígenas, etc.

Gracias a la generosidad económica del Padre Pistolas y de los feligreses pudo ser posible está magna obra para admiración de muchos y quedará para la posteridad.

El pueblo de Chucándiro estará eternamente agradecido con la obra y el corazón generoso del padre. Que como él dice: no me voy a llevar nada, todo esto es para ustedes.

Eunice Calderón acompaña del artista Luis Valentín.
El artista Luis Valentín nos platica de los cuadros y la restauración en la Parroquia de San Nicolás de Tolentino, que le encomendó el Padre Pistolas en Chucándiro, y que hoy pueden ser apreciados por los feligreses.