La rutina ecocida que se ha instalado en Michoacán desde hace varios años, principalmente con la expansión aguacatera, tiene un ciclo bien reconocido y un calendario preciso. En los meses de estiaje, marzo, abril y mayo, se ocupan de incendiar bosques y pastizales preparando las condiciones para el cambio definitivo de uso de suelo. Durante la temporada de lluvias, junio, julio, agosto y septiembre, se ocupan de activar los más de mil cañones antigranizo (según datos de la Semaccdet), para proteger sus frutos, aguacate y frutillos, de las granizadas y lluvias excesivas. En los meses de octubre, noviembre, diciembre, enero, febrero y marzo, se dedican a la construcción desmedida de hoyas captadoras (acaparadoras) de agua. Durante todo el año se programa la aplicación de agroquímicos y pesticidas que contaminan tierras y aguas (Zirahuen, Cupatitzio, Pátzcuaro, Cointzio, Umecuaro, Loma Caliente, y un largo etcétera), que son la causa de la invasión de algas y lirios, además de causar la desaparición masiva de polinizadores.
En los días que corren se ha inaugurado la temporada de cañones antigranizo 2019. El estruendo de sus explosiones en cadencias de 10 y hasta 20 disparos continuos en zonas de huertas aguacateras para disipar, diluir y evitar el granizo, ha regresado con toda impunidad, desoyendo la protesta de los productores agrícolas y burlándose de la advertencia gubernamental de que no deben ser utilizados. El que la gran mayoría de estos cañones no tengan autorización, previo estudio de impacto ambiental, no les importa. Su cultura bien cimentada en la ilegalidad: cambio de uso de suelo, uso de agroquímicos y pesticidas fuera de las normas de salud y ambientales, les hace creer que la actuación fuera de la ley es lo regular y que están fuera del alcance de las manos del Estado.
El permanente desafío que un gran número de productores de aguacate y de frutillas le lanzan al Estado y a la sociedad michoacana, genera las condiciones para el conflicto social, también recurrente. El año pasado más de 6 mil ciudadanos de los municipios de Madero, Carácuaro, Nocupétaro, Acuitzio del Canje, Huiramba y el sur de Morelia, afectados por los incesantes cañoneos, firmaron una solicitud para que las autoridades ambientales federales y estatales tomaran cartas en el asunto y que considerando el principio de precaución, del cual es participe el gobierno mexicano, procedieran a clausurarlos. En consecuencia se procedió a la clausura de uno de ellos y se advirtió y convocó a los propietarios a que dejaran de emplearlos y así fue.
Sin embargo, a pesar de la protesta pública y la advertencia gubernamental, la temporada de cañoneos ha sido inaugurada. En el municipio de Madero, por ejemplo, fue inaugurada la semana pasada por el cañón emplazado en una huerta aguacatera en la localidad de Llanitos, artefacto que fue denunciado a las autoridades ambientales el año pasado. En ese sitio, a menos de 700 metros acaba de ser construida una hoya acaparadora de agua con capacidad para más de 15 millones de litros. Es decir, necesitan el agua pero con los cañones la dispersan y la alejan. De ese tamaño es la incongruencia, el cinismo y la voluntad para violar la ley y realizar ecocidio.
Me pregunto si ¿a la temporada 2019 de cañones antigranizo le seguirá la correspondiente temporada de clausuras 2019? Creo que así debe de ser. El Estado, su gobierno, tienen el deber constitucional de hacer valer la ley, en este caso las leyes ambientales federales y estatales. Tendrá que ser así, el gobierno de Michoacán ha expresado su compromiso con la conservación de la naturaleza y el derecho humano de todos a un medio ambiente sano. Es el momento de hacerlo. Lo que debe seguir es la clausura de cada uno de los artefactos que sean detonados. En esta tarea, dada la competencia, deben participar tanto la Semarnat, la Profepa, como la Semaccdet y la Proam.
Si a la temporada 2019 de cañones antigranizo no le sigue la temporada de clausuras estaremos ante la evidente derrota de las instituciones y la victoria de la ilegalidad de los poderosos capitales aguacateros. Será entonces responsabilidad de las instituciones federales y estatales la emergencia de los conflictos sociales que esto genere. En todo caso queda inaugurada también la temporada 2019 de protesta social en contra de los cañones antigranizo y de toda tecnología destructiva del medio ambiente.