Urgen políticas para asegurar abasto de agua potable, no paliativos

Este 22 de marzo, por acuerdo de la Organización de las Naciones Unidas aprobado en 1992, se conmemora cada año el “Día Mundial del Agua”.

Cuando a alguien le celebran “su día” entre personas, se le desean felicidades, parabienes y “que Dios nos la conserve saludable por muchos años”. Pero, cuando se trata del agua, elemento vital por excelencia, tenemos que lamentar que cada vez se reduce su disponibilidad para una creciente población mexicana y mundial; que de manera irracional la contaminamos con actitud despiadada, y su desperdicio nadie se los explica, ni los propios gobiernos. ¿Por qué sucede todo ese desastre? Que nos disculpe el muy Vital Elemento, por no poder felicitarlo en su ‘Día Mundial’.

La ONU reconoce que una de cada tres personas en el mundo, no recibe agua entubada en sus domicilios, lo cual equivale a 2,300 millones de habitantes en el orbe. Y en México sabemos que más de 15 millones de personas carecen del vital elemento en sus casas. Es hora de que el Gobierno Federal plantee verdaderas políticas públicas que aseguren el abasto de agua potable, y desechar paliativos.

Desde hace algunos años se han presentado discusiones, controversias e incluso pleitos por el uso del agua, y así se espera que ocurra en el futuro. Regularmente se ha llegado a acuerdos, no sólo entre usuarios nacionales y autoridades, sino incluso entre gobiernos tratándose de aguas internacionales.

Nada menos, en el 2020 se presentó una controversia por la obligación del gobierno de México de “pagar” casi 400 millones de metros cúbicos de agua a su similar de Estados Unidos, por conducto del Río Conchos, en el estado de Chihuahua, a lo cual se opusieron los usuarios del agua de riego para el Distrito de Ciudad Juárez. Se pudo solventar el problema con aportaciones del sistema de presas internacionales que operan a lo largo de la frontera entre las dos naciones.

Es pertinente aclarar que México recibe agua de parte del gobierno de EU, a través del Río Colorado, en la zona noroeste de la República, mediante la llamada Acta de la Comisión Internacional de Límites y Aguas, con la condición de devolver la misma cantidad a lo largo del año corriente. Estos volúmenes los utilizan en el país del norte para surtir agua potable y generación de electricidad del otro lado de la frontera, mientras que, en México, esa agua la utilizan los agricultores del Valle de Mexicali, además de que, cuatro metros cúbicos por segundo, se conducen por el Acueducto Río Colorado-Tijuana, para abasto de agua potable en esta ciudad fronteriza.

Tenemos que lamentar que, por descuido o falta de interés de los gobiernos de la mayor parte del mundo –México no es la excepción—el problema de la contaminación del agua avanza a pasos agigantados, lo cual se une con la vileza de las industrias contaminantes que descargan millones de toneladas de elementos contaminantes a los cuerpos de agua o los desechan en el “basurero del mar”.

El agua es el bien más preciado para la vida en el Planeta. Desde pequeños nos enseñaron que dos terceras partes del Planeta Tierra, están ocupadas por agua, y que solamente 2.5 por ciento es agua no salada, congelada en los “casquetes polares”; es decir, apta para ser potable; y que, de ese 2.5, cerca del uno por ciento corresponde a las aguas superficiales y subterráneas, posibles de ser potables.

Desde hace miles de años, el volumen de agua contenido en nuestro Planeta, es prácticamente el mismo. Lo que ocurre es que, en nuestros tiempos, el uso del agua se ha intensificado. Cada vez somos más habitantes sobre la Tierra. El último dato sobre censo de población, informa que aproximadamente 7,500 millones de habitantes pueblan nuestro Planeta, y estiman que, para el 2050 albergará a unos 9 mil millones de personas.

SITUACIÓN DE ESCASEZ DE AGUA EN CDMX

Hasta esta fecha, no se sabe que el Gobierno Federal o el Gobierno de la Ciudad de México, hayan emprendido algún estudio o plan de trabajo alterno al Sistema Cutzamala para incrementar el flujo de agua potable para los próximos cuatro años, ya no digamos del sexenio (porque ya se ‘comieron dos años’) para esa ciudad y su área conurbada que, desde hace más de diez años, se ha estancado en 20 millones de habitantes.

Pero una obra que digamos, sea diferente a ese sistema, y que resuelva en el corto, mediano y largo plazo el problema de escasez o corte frecuente del esquema de agua potable, nada. En otros tiempos, se hablaba del Alto Amacuzac. Bueno, en tiempos en que el director ejecutivo de la Comisión de Aguas del Valle de México, era un verdadero ingeniero hidráulico, don Humberto Barocio Moll, que en paz descanse. Y luego siguieron los ejecutores de la obra, del Cutzamala, por la vía de Planeación de la Comisión del Plan Nacional Hidráulico.

Hay que señalar que el Sistema Cutzamala fue planeado para conducir agua potable por un volumen máximo de 25 metros cúbicos (mil litros por metro cúbico), mientras que la ahora CDMX –en la década de 1980—demandaba un volumen de 64 metros cúbicos por segundo. El resto llegaba por algunos ríos por donde todavía circulaba agua, como la cuenca del Lerma y de Los Remedios, y la extracción de agua del subsuelo mediante la operación de más de 7 mil pozos.

En la actualidad la jefa de gobierno de la CDMX se pone a temblar por el anuncio de la reducción de agua por el Sistema Cutzamala, que, honradamente, fue muy buen proyecto, pero el incremento de la población y el tiempo, lo han superado. De manera apresurada anuncia un “programa de largo plazo para el abastecimiento, disminución de fugas y aumento de distribución de agua en la Zona Metropolitana”. Es algo parecido a “jugar a la comidita”.

Se habla de que las presas del estado de México, que surten de agua al Cutzamala, se encuentran en niveles muy bajos por escasez de lluvias y sequía. Tres de ellas, Valle de Bravo, Villa Victoria y El Bosque, están a un promedio de 51.8 por ciento de su capacidad.

Otra propuesta, que no solución, anunciada por la señora Sheinbaum, es una estrategia de inversión en pipas de distribución de agua provenientes del Sistema Lerma, es que “para mitigar afectaciones por cortes en el Sistema Cutzamala”. Pero nosotros decimos “que en la cuenca del Lerma ya no hay agua, y la poca que existe está fuertemente comprometida y contaminada”. (Que conste)