Los pasillos del mercado municipal de Santa Ana Maya lucen casi vacíos. Apenas unos cuantos clientes, en su mayoría policías, permanecen en uno de los tres puestos abiertos de comida.
Afuera, la actividad es escasa, los negocios lucen desiertos y en las farmacias ya se comenzó a vender gel antibacterial elaborado en forma casera…
“No hay cubre-bocas”, se lee en otro establecimiento, mientras un anciano solicita a la encargada le recete un antibiótico y un suero para atender un malestar estomacal.
La iglesia permanece abierta, pero sin fieles devotos; a un costado de la oficina parroquial se lee: “Nunca olvides que no hay nada más poderoso que la oración, nada más fuerte que la fe y nada más grande que Dios”.
A lo lejos se escucha el promocional del gobierno local en el que se invita a la población a mantenerse en casa para evitar la propagación de la pandemia del Covid-19, en tanto al menos una decena de personas forman grupos de platica en las bancas de la plazuela.
Las vendedoras de empanadas permanecen inertes, con sus vendimias empaquetadas. ¡Ándale, llévate unas empanadas!, se escucha decir a una de las vendedoras mientras la gente camina por el lugar.
¡Pásale al café!, sugiere Marco S. Espino…
“Se está poniendo difícil, la gente no sale a comprar, esto se está acabando muy feo”, responde ante el cuestionamiento el hombre que vende café en la plaza principal y cuya venta va aparejada de la venta de empanadas que realizan en su mayoría mujeres en el primer cuadro de la ciudad.
Don Marco, acompañado de un par de amigos, con quienes conversa de los efectos del coronavirus y la psicosis de la sociedad por la enfermedad, sostiene que sus ventas se han desplomado más del 50 por ciento.
Respecto a si no teme por un contagio tras exponerse sistemáticamente al contacto humano, el entrevistado es claro: “Tenemos que salir porque si no que vamos a comer…”.
Cuestionado sobre los apoyos que estarían anunciado los tres niveles de gobierno para impulsar la economía y evitar el cierre de pequeños establecimientos, Marco S. Espino sostiene que al menos en el municipio “no han entregado nada, si andan anunciando; mucha gente lo necesita, sin duda”.
Y añade, “quieren que nos quedemos encerrados, pero no hay apoyos con comida”.
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