Don Balta, gente de pueblo y que sabía de necesidades

A Baltazar Gaona Sánchez se le recordará como un personaje histórico en la vida pública de Tarímbaro y Michoacán, y que hasta en su muerte hizo historia al morir gobernando, dijo el cronista, José Manuel Lara Martínez.

Campesino, migrante, empresario y político, que a pesar de que terminó sus estudios ya en su edad adulta, siempre buscó superarse y que todos los habitantes de Tarímbaro tuvieran oportunidades de trabajo, “siempre vio a la gente como su familia, sobre todo a los más desprotegidos”.

Lara Martínez tiene fresco aquel momento en que sin conocerlo un día el mismo don Balta le obsequió un becerro para una fiesta, “así era él: sencillo y dadivoso, por eso Dios siempre lo socorría; igual regalaba maíz que huevo y cebolla, y casi siempre era de su bolsa”.

Frases que marcaron su trayectoria política a su paso por el Congreso del Estado, como diputado local, “Todos somos corruptos” y “Yo robo, pero salpico a los demás”, lo marcaron como un personaje polémico, pero lo cierto –asegura el cronista- es que don Balta sabía que podía ayudar a la gente desde la política, aunque a veces por decir las cosas como son, algunos lo señalaban.

Cronista de Tarímbaro desde 1988, José Manuel Lara sostiene que fue la gente la que impulso a Baltazar a la política y sin cautela sostiene que no necesitó del poder para enriquecerse, “Balta ya era un rico empresario”.

Baltazar Gaona nació en San Pedro Chicácuaro, localidad perteneciente al municipio de Morelia. Siendo muy joven y pobre llegó a Tarímbaro a trabajar en el campo, se fue de bracero a Estados Unidos y allá, en Texas, conoció a su esposa Elida García Flores.

Regresaron a la Ciudad de México donde con su hermano establecieron un negocio de renta de muebles para fiestas. El hermano era el verdadero “Lobo”, mote que a la postre le daría fama a don Balta, al establecerse en la comunidad de Cotzio en Tarímbaro,

Ya con dinero, Baltazar regreso a Tarímbaro y comenzó a comprar tierras hasta lograr un emporio agrícola en la comunidad de Cotzio, pero él era gente de pueblo y sabía de necesidades, por eso la gente lo quería y eso lo animó siempre a gobernar para ayudar a los más necesitados.

Manuel Lara revela que con el hijo de Balta, Mario Gaona, habían platicado ya de un proyecto para realizar la autobiografía de su padre, a quien define como un excelente padre de familia, esposo y un gran político.

“Si robó o no, yo digo que él no tenía necesidad, tenía suficientes recursos para sostener por toda la vida a sus hijos, y lo que tiene es a base de su esfuerzo, porque cuando él llegó a la Presidencia Municipal ya era autosuficiente”.