Casi para nadie es un secreto las diferencias entre los Gobiernos de México y de Michoacán en diversos temas, en seguridad, por ejemplo, las cuales también transitan en el caso de la pandemia que representa el coronavirus o COVID-19, no solo en las formas en que se combate, sino en el lanzamiento de las acciones para aminorar sus consecuencias, como en los casos de la sana distancia y la nueva normalidad o convivencia.
Ese tipo de diferencia en particular no solo se queda entre ambos gobiernos, va más allá, se transfiere a los locales o municipales, en donde hay alcaldes, salva muy contadas excepciones, que ante su evidente incapacidad para entender y menos para analizar los hechos o por una estúpida forma vertical de ver la política, siguen las indicaciones del gobernante que es de su mismo partido político.
Ejemplos de lo anterior hay una docena, pero el más emblemático es el de Lázaro Cárdenas, gobernado por MORENA, que, por no implementar medidas sanitarias adoptadas, al no venir de la Federación, de origen morenista, actuaron en tarde en demasía y hoy es el foco más rojo de la pandemia en la entidad, algo muy diferente se suscitó en el caso de Morelia, del mismo corte partidista.
En Morelia, en la capital michoacana, se adoptaron acciones gubernamentales que se creen adecuadas para contrarrestar la epidemia, independientemente de si venían del Gobierno de México o de Michoacán, eso era lo de menos; es decir, no ha sido lineal, sino que, hasta el momento, se ha mostrado con una actitud, como debe ser, institucional, lo cual le da puntos para sumar y no restar.
Sin embargo, más allá de eso, hay actores políticos tanto perredistas como morenistas que en las últimas semanas en su afán de defender a su particular, los puntos de los gobiernos de Michoacán y de México, respectivamente, con un afán también protagonista van cayendo en lo burdo, en la mentira y hasta en el cinismo, muchas veces escupiendo hacia arriba, los ejemplos están en Juan Bernardo Corona, del PRD, y en Hirepan Maya Martínez, de MORENA.
