En el marco del informe de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo en el Pabellón Don Vasco, los productores de maíz de Michoacán hicieron sentir su voz, exigiendo un precio justo para la próxima cosecha. Héctor Rodríguez, presidente del comisariado ejidal de Manuel Villalongín, en Puruándiro, logró un diálogo directo y entregó un documento a la mandataria, en el que se detallan los costos de producción y la falta de rentabilidad que enfrenta el campo.

Héctor Rodríguez reconoció la disposición de la presidenta para escuchar, pero expresó un sentimiento de incomprensión ante la respuesta. “Me dijo que están estudiando el tema y que la encargada de Producción para el Bienestar, María Luisa Albores, nos atendería”, afirmó. Sin embargo, el líder agrario señaló que los programas existentes como Producción para el Bienestar y Cosechando Soberanía son insuficientes, ya que su capacidad de acopio y cobertura es limitada, lo que deja a la mayoría de los productores sin la posibilidad de acceder a un precio que les permita recuperar sus gastos.
“La presidenta sí tiene ganas de ayudar, pero necesita funcionarios que estén del lado del productor y que entiendan cómo funciona el sector”, destacó Rodríguez, subrayando que las soluciones propuestas no abordan la raíz del problema. La demanda es clara: los productores buscan un precio por encima de los 7,200 pesos por tonelada, un monto que consideran vital para la rentabilidad de su labor.
Simultáneamente, otro grupo de agricultores se manifestó a las afueras del recinto con pancartas, uniendo sus voces en una sola. El secretario de Agricultura de Michoacán, Cuauhtémoc Ramírez Romero, se solidarizó con la causa, aunque reconoció que la solución escapa a las manos del estado.


“Sabemos lo que exigen y coincidimos plenamente: ¡Merecemos un precio justo y digno para las y los productores!” expuso el funcionario, quien conoce bien de la problemática, enfatizando su compromiso y coordinación para dar seguimiento a la solicitud.

Esta no es la primera vez que los productores de maíz levantan la voz ante la presidenta; ya lo habían hecho durante sus visitas a Álvaro Obregón y Cuitzeo. Sin embargo, es la primera ocasión que se establece un diálogo directo con la mandataria, un hecho que, a pesar de la falta de una solución inmediata, representa un avance en la visibilización de las problemáticas del campo michoacano.











